El mismo problema en común, un plan perfecto único.
Dios ha decidido ponerle pausa al
mundo entero utilizando la misma circunstancia para cada uno de nosotros, quizás
muchos han tenido que ponerle pausa a un sueño, un proyecto, un plan, una boda,
un viaje, una graduación, una fiesta, etc. Y todo por el mismo factor en común,
la pandemia. Eso sí, el hecho que estemos siendo afectados por el mismo
problema no quiere decir que Él tratara
por igual con cada uno de nosotros. Según
el último informe demográfico de las Naciones Unidas en el año 2019 en nuestro
planeta hay cerca de 7700 millones de personas, si lo sé, ¡Un numero demasiado
alto! Pero lo más asombroso de este dato no es la cantidad de habitantes, sino más
bien, pensar en que Dios tiene un plan
perfecto y un propósito para cada uno de los que habitamos en la tierra. Sin
duda este pensamiento es una prueba de su inmenso amor y poder.
Antes de que Dios decidiera ponerle pausa al mundo,
¿Recuerdas como era tu vida? Muchos llevábamos una vida acelerada, rutinaria y
ordinaria. A lo mejor siguiendo la filosofía que nos transmite la escuela
terrenal, yo le llamo escuela terrenal al hilo a seguir que se nos imparte
desde pequeños y que tiene como visión lo siguiente: Estudiar para obtener mejores oportunidades y trabajar para tener estabilidad
económica, social y una vida relativamente tranquila. Quiero recalcar que
esta visión que nos plantea la escuela terrenal NO está mal ya que nuestro Dios ha trabajado desde el primer capítulo
de la biblia cuando comenzó a realizar la creación del mundo. El problema de
esta visión es que a veces nos hace perder el enfoque en las cosas que son
mucho más importantes, nos hace que no valoremos los pequeños grandes detalles
que Dios nos ha regalado en nuestra vida. Sin temor a equivocarme el enfoque más grande que pasamos por alto
es tener nuestra mirada y fe en Jesús, por consiguiente hay una lista de pequeños
grandes detalles que la rutina muchas veces no nos permite valorar, como compartir
tiempo de calidad con nuestra familia,
nuestras amistades, la salud de las personas que amamos, un plato en la mesa,
una almohada a la hora de dormir, nuestra vestimenta, entre muchas cosas.
La vida tarde o temprano comenzara a tomar normalidad, las
empresas, los restaurantes, los cines, los parques, los estadios, las iglesias,
los centros comerciales, las escuelas, las universidades abrirán nuevamente y
gracias a Dios por eso, pero que este tiempo que hemos estado encerrados en
nuestras casas con nuestra familia, valorando esos pequeños grandes detalles y experimentando
el amor de Dios, no sea en vano.
Encomendemos cada acción a nuestro Padre Celestial para que cuando nos permita
hacer una vida normal no se nos olvide que la vida va más allá de un título o
un buen trabajo y que nos haga recordar que vivir una vida de la mano con Jesús
es tener una vida plena y llena de bendiciones. No estemos afanados por lo que vendrá
y lo que pasara, más bien, disfrutemos de nuestro presente y valoremos cada
momento que nuestro Señor nos permite vivir.
“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué
comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas
estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas
estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas
estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de
mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.”
Mateo 6:31-34
Los proyectos, metas o sueños que algún día te propusiste
suelen ser como una canción; cada canción dura un tiempo determinado al igual
que un proyecto, meta o sueño. Tranquilo/a, tu canción aún no termina solo está
en pausa, y si es la voluntad de Dios Él le dará play a tu canción en el
momento correcto.
¡Animo, Dios está contigo en cada batalla!
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