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NO TE AUTOMEDIQUES


NO TE AUTOMEDIQUES.

Antes de comenzar, preguntémonos lo siguiente: ¿Realmente somos sinceros?,  ¿Somos transparentes?, ¿Decimos la verdad únicamente dependiendo con quien estemos?... Antes de introducirnos a esta reflexión es importante estar claros ante esas interrogantes que nos hemos planteado, ya que lo que viene a continuación es vital  para  que podamos ver, analizar y entender lo que Dios quiere revelarnos.
Vivimos en una generación que estamos llenos de máscaras, pensando en que todo está bien, en que yo puedo con los problemas, en que yo no necesito ayuda de nadie y mucho menos de Dios, de que no peco, de que soy mejor que otros, de que tengo el control de mi vida, que no necesito que nadie me hable y se meta en mi vida, etc. Pero en realidad como lo mencionaba antes somos una generación llena de máscaras ya que reímos y mostramos una apariencia ante el mundo para creer que todo está bien, pero cuando estamos solos lloramos, reconocemos nuestras fallas, nos miramos al espejo y nos da vergüenza lo que vemos. Somos una generación que ante el mundo muestra una cara y ante Dios otra.
El problema de usar una máscara es que cuando nos las ponemos  creemos que quita el dolor, pero en realidad es que la herida se va haciendo más profunda con el pasar del tiempo porque escogemos lo que el mundo ofrece y no lo que Dios nos da, esto debido a que muchas veces nos cuesta ser sinceros, nos cuesta pedir ayuda, nos cuesta darnos cuenta que estamos solos. Pero tarde o temprano el vaso rebalsa y nos damos cuenta que mentíamos al decir que estábamos bien, que podíamos salir solos, que no necesitábamos de nadie y lo peor de todo… nos creíamos autosuficientes. Estamos en un mundo de máscaras.
Hay un joven en la biblia que lo tenía todo, pero por una mala decisión llego a lo más profundo que un ser humano puede llegar. Lucas 15: 11-32.” Parábola del hijo prodigo”
Este joven era hijo, tenía alimento, poder, protección, comodidades; en otras palabras estaba muy bien. Pero por una mala decisión paso de ser el hijo con comodidades a comer con los cerdos. Cuantos de nosotros por una mala decisión hemos terminado comiendo con los cerdos. El problema es muchas veces nos ocultamos con las máscaras, creyendo que lo que nos da el mundo todo está bien.

El primer problema de todo esto es que siempre buscamos automedicarnos para sanar nuestras propias heridas. Este joven trato de buscar una solución a su manera sabiendo que estaba mal, intento actuar bajo su propia prudencia. Cuando estamos mal creemos que ocultando las dificultades con una máscara todo se va solucionar, creemos que lo que nos ofrece el mundo es la solución y lo peor es que actuamos bajo nuestra propia “sabiduría”.  En proverbios 3: 7 dice “No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal;”  Cuando nosotros buscamos solucionar las cosas a nuestra manera terminamos comiendo con los cerdos.

¿Cuantos de nosotros no nos hemos automedicado cuando nos enfermamos o sugerimos automedicar a alguien? Por un momento podemos creer que nos hacemos un bien cuando en realidad por dentro sin saberlo nos estamos haciendo daño, creemos solucionar la enfermedad bajo nuestra propia “sabiduría” en lugar de ir donde un doctor. Por vergüenza o por miedo terminamos tomando decisiones propias y personales en vez de acudir por ayuda y esto nos termina hundiendo más. Este joven no le costaba nada regresar donde su padre y reconocer sus errores, no le costaba pedir ayuda pero intento solucionar los problemas bajo sus propias soluciones. Nunca busquemos las soluciones bajo nuestra propia “sabiduría”.

Para poder ser sano de mis heridas tengo que reconocer mi situación, mis problemas y mis pecados. Necesitamos darnos cuentan que estamos mal, que necesitamos ayuda y que estamos fallando. Pero muchas veces el orgullo y la prepotencia que tenemos nos impiden ver  lo que está mal en nosotros. Te pregunto y me pregunto: ¿Sabemos reconocer cuando estamos mal? ¿Reconocemos aquellas cosas que no debería estar, pecados, hábitos y situaciones? Muchas veces espiritualmente olemos peor que un cerdo  y todo por ponernos una máscara de orgullo que no nos deja reconocer lo que está mal en nuestras vidas. Un doctor no nos puede ayudar si no sabe que nos duele.
Este joven busco ayuda donde no debía y termino peor de cómo estaba. Debemos aprender a buscar ayuda en el lugar correcto para poder sanar nuestras heridas, dejar de automedicarnos e ir donde esta la medicina correcta.

Lo mejor de la cura a tus heridas es que es fácil de obtener, es abundante y lo más increíble es que es gratis. La medicina tiene nombre y es JESUS, esa medicina no te discrimina, no te cuestiona, no le importa que tan enfermo estas, no le importa tu condición, tu pecado, no le importa si tu olor es como el de un cerdo y aunque suene fuerte no le importa que por dentro estés podrido y a punto de morir en tu carne. Jesús esta para ti siempre que le buscas, está siempre que le necesitas.

Entonces, ¿Quién puede curar nuestras heridas?
Si, efectivamente es Jesús. Él no te discrimina, a Él no le importa por los caminos que has tenido que pasar para llegar nuevamente a él. Cuando escogemos ir al padre es el quien realmente cambia nuestra condición, nos recibe con amor, nos da la mejor comida, no le importa nuestra condición, ni nuestro olor, él nos ama y nos da su consuelo para sanar todos esas heridas. A veces nos preocupa fallarle más al mundo que nos ve, que a Dios.
Para terminar y como resumen te dejo los tres puntos importantes para sanar nuestras heridas:
1.       Reconocer mis heridas.
2.       Buscar la medicina correcta.
3.       Aceptar el amor, el perdón y la misericordia de Dios.
Nunca es tarde para volver a Jesús, el siempre estará con los brazos abiertos esperando que le busquemos de corazón. Jesús es amor, es perdón, es paz, es restauración, es misericordia, es todo aquello increíble que nos  podemos imaginar.  Y recuerda, la medicina es gratis.

Al que se perdió lo buscas otra vez”
-Yo también (Evan Craft)

Mauricio Peña.

Comentarios

  1. Gracias por compartir las enseñanzas del padre, necesito conocerlos a ustedes, mis salvadores terrenales y darles las gracias !

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  2. Hermosa enseñanza. Llega a mi vida. Bendiciones!

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  3. Buen artículo, Mauricio.
    Sigue desarrollando esto.

    Es bueno. Un abrazo.

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